jueves, 6 de junio de 2013

EL ACTOR TRABAJA CON SU IMAGINACION.

Mi anti-condición física aun no es suficiente como para permitirme correr más de diez segundos de manera sostenida. En caso de que una horda de gallinas zombis atacaran nuestra civilización yo estaría perdido, pues es bien sabido que ellas pueden mantener su vuelo hasta un máximo de 15 a 20 segundos, con lo cual tienen 5 segundos de ventaja en comparación conmigo.

Aun así, este serio peligro de muerte, no me detiene para salir día si y día no, para tomar una ligera caminata recreativa, que en mi condición actual es como correr un maratón un día si y día no, mientras estoy parado de manos. A pesar de que dicho esfuerzo, para una persona normal se trataría de un esfuerzo común y corriente, ya he logrado experimentar en carne propia, (cerebro propio mas bien) las bondades que la actividad física le trae al cerebro. Específicamente en las áreas de pensamiento lateral, y el pensamiento disociado.

Sin ir mas lejos, hace un par de días, mientras subía por la ladera de una avenida a orillas de la ciudad, sin ningún motivo aparente, rebotó en mi cerebro el recuerdo de una antigua entrevista que le hicieron al actor y comediante Robin Williams (no confundir con el cantante británico Robie Williams). En esta entrevista Robin Williams platicó que, en cierta ocasión el actor Liam Nesson (que interpreto a Obi Wan Kenobi en la nueva saga de Star Wars) le confesó a Robin Williams que estaba considerando muy seriamente el dejar de lado la actuación, debido a que se encontraba muy cansado de tener que estar frente a una pelota de color rojo e medio de un decorado de color verde brillante, todos los días, pretendiendo que se encontraba en medio de un mundo fantástico y que aquella pelotita roja era un monstruo atemorizante o un ejercito de naves espaciales. El actor Liam Neeson afirmaba que ya no soportaba mas esa manera de trabajar, y que los últimos tres o cuatro meses habían sido un infierno para el.

Según Robin Williams, su compañero Liam Neeson pensaba que no había estudiado actuación para terminar haciendo ese tipo de cosas, y que si el cine iba a ser de esa manera, de ahora en adelante, entonces el prefería no tomar parte en esto de ahora en adelante.

Es curioso leer este tipo de comentarios por parte de actores profesionales, (aclaro que este comentario es de hace muchos anos, en efecto es de la época en la que se estreno “Star Wars, la amenaza fantasma”, por lo cual seguramente Liam Neeson ha cambiado de opinión desde entonces) cuando uno también tiene un poco (muy poco) de experiencia en la actuación y en el teatro.

Sin ir más lejos, cuando no se prepara para ser actor, la principal herramienta que se utiliza y ejercita, durante los talleres de actuación, es la imaginación. Tal vez a las personas que no estén familiarizadas con el teatro, y con el arte escénico, les parecerá extraño saber que en todos los ensayos previos para la presentación ante el público, de una obra de teatro, esta se ensayará muchas veces sin la presencia de decorado, sin la presencia de los objetos que uno va a utilizar finalmente durante la obra, e incluso muchas veces sin tener enfrente al compañero con el que vas a compartir la escena, teniendo que sustituirlo con otro compañero u objeto.

De lo que se tratan los ensayos, además de memorizar las líneas y las intenciones con las que se han de decir las mismas, es de concentrarte en que todos los elementos y los decorados están en su lugar. Incluso el actor deberá de ir mas lejos, y pretender que en lugar de estar en medio de un decorado, de una habitación de hotel por ejemplo, se encuentra dentro de una habitación de hotel real, y que mas allá de la puerta de escenografía, en lugar de encontrarse una zona oscura en la que se colocan los actores que esperan su turno para entrar en escena, se encuentra el pasillo del hotel que lleva a las puertas de las otras habitaciones, etc.

Otro aspecto que suele omitirse durante los ensayos es el vestuario que se va a utilizar durante las representaciones. Generalmente los vestuarios están listos un par de días antes del estreno, tan solo a tiempo para dar uno o dos ensayos generales, y la escenografía por su parte, muchas veces, solo la podemos ver completa el mismo día del estreno de la obra. Por lo cual durante los ensayos uno ha de pretender moverse como si tuviera puestas las prendas del vestuario que le corresponden a su personaje, mientras se mueve dentro de la escenografia que aun no esta lista.

Otro ejemplo son los ejercicios de improvisación. Una situación, muy común en este tipo de ejercicios, es que mientras algunos actores estén arriba del escenario desarrollando alguna situación, el instructor del taller hace la sugerencia de que cierto objeto aparece en medio del escenario. Entonces los actores deben reaccionar y desarrollar la situación que se da con el nuevo objeto en cuestión dentro de escena.

Por ejemplo, si el instructor indicara que repentinamente aparece una botella con un mensaje dentro, entonces el actor deberá, en primer lugar, notar el objeto extraño, dirigirse hacia él, darse cuenta de lo que es, inclinarse, simular que la toma con una mano, (cuando en realidad solo esta tomando aire) hacer un gesto para insinuar la forma que tiene la botella, hacer el ademán de que le quita el corcho, hacer la mímica de que saca el mensaje de adentro, desenrollarlo y acto seguido leer el mensaje, el cual obviamente no se encuentra ahí, por lo tanto, el actor deberá improvisarlo sobre la marcha, para que después los compañeros reaccionen ante lo que uno se inventó y desarrollar otra situación alrededor de la nueva información que tenemos dentro de la escena.

Este tipo de ejercicios son para mejorar los reflejos mentales del estudiante de actuación, pues este tipo de habilidad se usa mucho a la hora de crear la vida de los personajes a interpretar. Uno necesita conocer la vida, las cosas que le han pasado el personaje que estamos interpretando, para saber como se diría tal o cual línea del libreto, o para saber que actitud tomaría el personaje ante tal o cual situación.

Pero como se trata de un personaje  escrito en un papel, a uno no le queda mas remedo que inventarse todo el pasado de su personaje, con objeto de poder pararse encima de un escenario para decir convincentemente palabras que son ajenas a nuestra persona. Por lo tanto, se imaginarán ahora lo indispensable que resulta para el actor la capacidad de imaginar y de crear en base a la nada.

Mientras escribo estas líneas he recordado una pequeña manía que tuve durante un tiempo cuando empecé a tomar talleres de teatro, hace casi 10 años. Y es que uno de los primeros ejercicios que se realizan es dividir las acciones, que nosotros realizamos, en nuestro día a día, en acciones mas pequeñas y especificas, y analizarlas cada una. Esto con el fin de entender, en primer lugar, la forma en la que nos conducimos las personas en la vida diaria y de manera natural e inconsciente, y en segundo lugar, el analizar los “por que” y las “motivaciones” que están detrás de los movimientos mas pequeños e intrascendentes de nuestro personaje.

Por experiencia propia puedo decir que, uno puede llegar a identificar a un principiante de taller de teatro, cuando se le encuentra en algún lugar concentrado en algún movimiento que acaba de hacer, tal vez repitiéndolo una y otra vez, o recreándolo de forma lenta. Esto bien puede tratarse de un estudiante de teatro o de un maniático, en cualquiera de ambos casos les recomiendo guardar sus distancias.

Con este tipo de “ejercicios/deformaciones” uno se hace consciente de muchas cosas que realiza en el día a día, de manera inconsciente, para luego hacerlas de forma consciente, pero natural, arriba del escenario o delante de las cámaras.

Por ejemplo cuando uno llega a un lugar nuevo, un edificio de oficinas, la casa de algún amigo, algún establecimiento comercial etc, uno no llega simplemente, así como así. Generalmente al encontrarnos dentro de un espacio desconocido nuestra actitud cambia, uno suele mirar a todos lados apreciando los detalles que se muestran novedosos a nuestros ojos. Un actor deberá ser capaz de reproducir este tipo de detalles, casi imperceptibles, aunque sea la centésima vez que se encuentra dentro de esa escenografía. O bien por el contrario deberá ser capaz de simular familiaridad dentro de una escenografia, que se supone es la casa en donde ha vivido desde hace años, aunque en realidad se encuentre en la noche de estreno de la obra.

Otra cosa, por ejemplo, que suele modificar nuestra actitud y nuestros movimientos dentro de un espacio es la amplitud del mismo. Uno no actúa de la misma forma cuando entra en n cuarto pequeño, que cando entra en un enorme salón con un techo muy alto, por ejemplo el interior de una basílica. Ciertas cosas en nuestro comportamiento, postura y expresión cambian según el ambiente en el que estemos. Intenten observarse a ustedes mismos la próxima vez que entren a un lugar en el que no han estado antes, o la próxima vez que entren a un lugar pequeño, en comparación con ustedes entrando a un lugar muy amplio. Una vez mas el actor deberá estar entrenado para poder reproducir todos estos matices, al mismo tiempo que dice sus diálogos, aunque en realidad se encuentre frente a una cámara de video, y un ciclorama color verde brillante.

Este tipo de cosas las experimenta todo mundo pero de manera inconsciente, es por esto que las personas comunes y corrientes podrán notar que algo anda mal con un actor cuando faltan este tipo de detalles dentro de su interpretacion, entre muchos otros aspectos que un actor tiene que detectar y asimilar con el correr del tiempo, arriba y abajo del escenario. Podríamos decir que para los actores, todo su trabajo se basa en un ejercicio de imaginación.

Es por eso que me llamaron tanto la atención estas palabras de Liam Neeson en boca de Robin Williams. Estoy seguro que en realidad, de lo que estaba cansado este actor, era de las largas jornadas de trabajo al lado de las mismas personas, del mismo equipo, bajo la misma dirección, en el mismo lugar, con las mismas herramientas, etc. Pero dudo mucho que se haya cansado de imaginar y de pretender. A fin de cuentas, Liam Neeson seguramente se paso largas jornadas durante su preparación haciendo ejercicios muy parecidos a los que se realizan en la producción de películas actualmente.

Aunque por otro lado, yo nunca he estado durante meses viendo verde e interactuando con pelotitas rojas… si eso lo añades a la locura natural que necesitan tener todos los actores que destacan, supongo que si pueden darse situaciones peligrosas para la salud mental de cualquiera.

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