martes, 26 de noviembre de 2013

VIVIR SOLO CON LO NECESARIO: MINIMALISMO.

Todos ustedes seguro recordarán su época de estudiantes, quizás la mayoría de quienes lean esto se encontrarán estudiando en este momento. Si las cosas no han cambiado demasiado desde mi época, los estudiantes de hoy seguramente siguen viviendo sepultados entre los apuntes de clase, los libros, las fotocopias de los apuntes de tu amigo que es más aplicado que tú, las fotocopias del libro que no tienes el suficiente dinero para comprar... y que de tenerlo de todas maneras no lo comprarías, y un largo y agobiante etcétera.

En mi caso además me veía saturado de láminas de dibujo, materiales para dibujar, materiales para construir maquetas. Por si no fuera poco también conservaba maquetas de cursos pasados, que su trabajo me habían costado realizar y por esto mismo no me decidía a tirarlas. Y claro está, los principales inconvenientes de las cosas físicas son, primero que ocupan lugar, y segundo que tienen la incomoda costumbre de acumular polvo.

Actualmente sostengo que mi etapa de universitario fue la culpable de que yo lograra superar cierta obsesión, heredada por mi madre, hacia la limpieza, el orden. Esta obsesión estaba dirigida solo a las cosas que me rodeaban, desde luego y desafortunadamente nunca se dirigió tal obsesión hacia mi persona. Durante esa época mi lema personal era: "El desorden es indicativo de trabajo y creatividad". Si, lo acepto, como “lema personal” es poco pegajoso.

Hace poco, navegando por el infinito Internet, me encontré con una idea que quizás podría hacerme regresar al buen camino, al lado luminoso de la fuerza, o por lo menos al lado donde las cucarachas no se instalen a vivir entre mis pertenencias. Resulta que existe en el mundo un grupo de personas que un día se sintieron abrumados por el desorden que había en sus hogares, y se convencieron de que, el estilo de vida consumista y acumulador, que llevaban hasta ese momento, no los llevaría a nada bueno. Es así que en el mundo existen los minimalistas.

Mi primer acercamiento con la corriente minimalista vino precisamente en una clase de la facultad de Arquitectura. Curioso es que a pesar de referirme a una facultad de arquitectura, no se me presentó como la corriente de arte minimalista de mediados de los sesentas, del siglo pasado. Aquella que proclama que “menos es más”. Aunque, de hecho, el estilo de vida minimalista se inspira en dicha corriente y en dicho concepto. Pero en este texto me referiré, en todo momento, al minimalismo como filosofía y estilo de vida.

Uno de los arquitectos, que nos daban clase por aquel entonces, estaba muy influido por la corriente espiritual del “new age”. Él solía aderezar sus clases con disertaciones sobre la reencarnación, la magnetoterapia, el budismo y demás conceptos románticos/falsos.

Fue quizás por eso que me llamo la atención, y se me quedo tan fijado en la mente, uno de los pocos consejos prácticos que nos dio durante el semestre. Por alguna razón la clase derivo al tema de los apegos emocionales, particularmente lo negativos que estos pueden ser en nuestras mentes y vidas.

Me llamó la atención especialmente en el aspecto de la acumulación de libros y revistas. Por aquel entonces, mi propia colección de libros y revistas, ya abarcaba una pared entera de mi cuarto. El maestro nos recomendó una técnica interesante para deshacernos de una buena cantidad de revistas viejas. Constaba de hacer una revisión de todas las revistas, página por página, y recortar solamente los artículos que de verdad nos interesaran de cada revista.

A pesar de lo tedioso y largo que pudiera resultar el proceso lo hice, y fue así como, de coleccionar revistas, pase a coleccionar libros de recortes. Fue un buen paliativo, pero no la solución para mi acumulación.

Dentro de la sociología, y los círculos empresariales, es bien conocido el número de Dunbar. Esta teoría del número de Dunbar fue desarrollada por el antropólogo Robin Dunbar, quien asegura que el número máximo de individuos que pueden desarrollarse en un ecosistema delimitado es de 150. Este número, al parecer, es tal cantidad por que se relaciona con la capacidad natural de procesamiento que poseen nuestros cerebros.

Esta teoría afirma que existe un límite, establecido por nuestro proceso evolutivo, para la cantidad de individuos con los cuales podemos interactuar de manera sostenida. Dunbar llegó a la conclusión, mediante el estudio de manadas de simios, de que un ser humano solamente puede interactuar con un máximo de 150 individuos, dentro de su círculo territorial. Además, al momento en que una agrupación supera este numero, empieza a haber problemas de comunicación y de convivencia.

Es por esto que en muchas empresas de gran capacidad, al momento en que una de sus plantas alcanza el número de 150 empleados en una de sus plantas, en lugar de ampliar sus instalaciones deciden abrir una nueva planta independiente, para que no se presenten los problemas de un ecosistema de más de 150 individuos. Aunque la nueva planta terminase situándose justo al lado de la planta original, sería importante que dichas instalaciones sean independientes y no compartan conexiones entre si. La teoría del número de Dunbar sostiene que, de esta manera funciona mejor cualquier tipo de agrupación.

El escritor Everett Bogue, en su libro “The Art of Being Minimalist” extrapola este número al área de nuestras posesiones. Su argumento es que, hasta hace apenas unos doscientos años, era imposible para el individuo promedio darse el lujo de acumular muchas cosas dentro de sus posesiones. No fue si no hasta la llegada de la industrialización, y producción en masa, que se hizo necesario que la sociedad organizada comprara y consumiera muchas cosas, de forma  también masiva. Esto ultimo con el fin de mantener el sistema económico moderno, basado en las industrias.

Solo hasta entonces el ser humano promedio comenzó a acumular. Aun así está claro que, el cerebro humano, evolucionó durante miles de millones de años en un entorno basado en la escasez de recursos y materiales, por lo tanto, no estaría preparado para poder manejar la gran cantidad de posesiones con las cuales puede contar cualquier persona promedio en la actualidad.

El antropólogo Robin Dunbar calculaba, por el tamaño de nuestro neocórtex cerebral,  que nuestra mente solo podía manejar alrededor de 147 conexiones de relación. Muy probablemente, el número máximo de posesiones que puede tener una persona promedio, sin que su cerebro se vea abrumado, esté relacionado con el número de Dunbar, según la opinión de los adeptos al minimalismo.

Buena parte de esta tendencia, y técnica del mínimo acumulamiento, viene de la mano con las nuevas formas de almacenamiento, y comunicación digital. Por ejemplo, para alguien como quien escribe estas líneas, apenas en los años 90s me hubiera resultado impensable el deshacerme de mi colección de libros y revistas. En cambio, al día de hoy, y con la posibilidad de tener un lector de libros electrónicos, puedo conservar mi colección de libros en formato ebook, e ir desechando, poco a poco, mi colección de libros físicos. Cosa que de hecho ya he comenzado a hacer.

Otra de las virtudes que promueven los más adentrados en esta forma de vida, es la sensación de libertad que te da el ir ligero de equipaje por la vida. El saber que, en el momento que te de la gana, puedes tomar tu maleta de viaje y trasladarte con todas tus posesiones al otro lado del país, sin tener que dejar nada atrás puesto que no tienes nada.

Personalmente yo no seria tan drástico, hasta el punto de poder reducir toda mi vida a una maleta de viaje, como muchos de los practicantes del minimalismo ya han logrado hacer. Lo que me ha llamado la atención, y la razón por la cual me siento atraído hacia este movimiento como para experimentarlo un poco. Es porque, en otros momentos de mi vida he tenido esa sensación liberadora al deshacerme de cosas que no eran esenciales en mi vida, o mi quehacer diario.

Ahora vengo y me entero de que, el acto de tirar triques viejos que hemos llevado a cabo toda la vida, alguien lo convirtió en la esencia de su vida, y le puso como nombre “estilo de vida minimalista”. Lo cual me hace sentir un poco más sofisticado, y en boga.

Además es muy atractiva esta idea, pues, como todo el mundo sabe, no hay mejor lugar para crear alguna obra, que una hoja en blanco, un lienzo nuevo, o un espacio vacío.

lunes, 25 de noviembre de 2013

EN EL FUTURO NO TENDREMOS AGRADABLES SORPRESAS.

Sucedió lo que tanto se temía un servidor… y cuando digo servidor me refiero a mí, al Critter, no a un servidor de internet, aunque la cosa va más o menos por ahí. Más adelante les explicare que fue lo que sucedió, y que yo me temía tanto. Por lo pronto debo echarme mi choro de rigor que al final del artículo se conecta con el exordio que acaban releer.

Y es que en estos tiempos uno ya no esta seguro si las palabras que escribe en cualquier parte van a tener el efecto deseado en quienes nos leen. Con tantos modismos, palabras nuevas, y deformaciones que ha sufrido nuestro idioma, cada vez va a ser más difícil escribir de manera clara y concisa. Esto es un problema, sobre todo para nosotros los que escribimos, (y que en algunas partes les gusta decirnos escritores) pues en ocasiones necesitamos expresar cosas para las cuales no existen palabras en español.

Un ejemplo de esto es la palabra “saudade”, termino en portugués (que llegó a mí a través de un poema de Pablo Neruda) que se usa para referirse a un sentimiento de melancolía antigua, pero no es exactamente eso, vamos que la única manera de definir la palabra saudade es exactamente saudade.

Otra palabra muy popular es “schadenfreude”, que tampoco tiene una traducción directa fuera del idioma alemán, y se refiere a la alegría malsana por el infortunio del prójimo. En pocas palabras, cada vez se hace más difícil ser un escritor, pero también cada vez se hará más difícil ser un lector

Esto se me ha hecho más evidente en estos últimos días en los que, como un ejercicio personal, he echado mano de hemeroteca y me he puesto a leer periódicos y revistas de décadas anteriores, décadas muy, muy anteriores. Específicamente estuve leyendo revistas de la década de los 20s, del siglo pasado. En estos ejemplares uno puede ver que, la manera de expresarse que tenían los escritores por aquel entonces, era sumamente diferente a como nos expresamos hoy en día a través de blogs, o periódicos en línea.

Me pareció interesante el revisar este tipo de publicaciones, pues a diferencia de los libros clásicos que uno puede conseguir reeditados de aquellas épocas, en el caso de las revistas se trata de publicaciones un poco menos formales, destinadas a una lectura rápida y efímera, tal como las revistas de hoy en día. Por lo cual me da la idea de que la manera de expresarse en aquellas publicaciones, previas incluso al nacimiento de mis abuelos, reflejan de manera más exacta la manera en la que la gente hablaba realmente en la vida diaria de aquellos años. Y de verdad que hablaban muy diferente.

Pude notar, también en esas publicaciones, una menor cantidad de recursos, menos posibilidad de hacer referencias, como si la tenemos hoy en día. Pero por el contrario, y para compensar esta deficiencia, el estilo de escritura de aquellos autores era mas claro, más directo, y no como ahora lleno de comparaciones, paráfrasis, referencias, e hipervínculos. No es que ninguna de las dos opciones sea mala, yo mismo soy uno de los primeros en agradecer las referencias externas en un artículo de internet. A lo que me refiero con esto es que, la experiencia de leer una revista impresa, más aun de leer una revista impresa en la primera mitad del siglo pasado, es simplemente diferente. Ni mejor ni peor, solo diferente. Y eso en ocasiones significa una agradable sorpresa, y una bocanada de aire… no tan fresco pero diferente.

Para empezar, cuando uno tiene un libro o revista de papel impreso (mucho tiempo atrás) en las manos, te da la sensación de leer algo congelado en el tiempo. A diferencia de una pagina de internet, que en cualquier momento puede venir alguien y modificarla. Estas publicaciones antiguas en papel, dan la sensación de ser una especie de pergamino antiguo, inamovible, una especie de “ley”, o “verdad universal” escrita en piedra.

Toma entonces especial relevancia el carácter monolítico que tienen, para mí, estas publicaciones, pues estos últimos días he tenido que mudar nuevamente, por enésima vez, mi blog personal. Si, el que estas leyendo en estos momentos.

Como sabrán quienes sean seguidores asiduos de este espacio (es decir nadie) en meses pasados mi blog se convirtió en parte de la pagina de antimateriapodcast.com. Lamentablemente por cuestiones que ya abordamos en los episodios del podcast, y que no voy a repetir aquí porque me da mucha pereza teclear de mas, hemos tenido que abandonar nuestros dominios dentro de esa pagina. Esto era a lo que me refería al principio de este artículo, y es lo que tanto me temía. Ahora cada uno de los integrantes del podcast: Argel, Alonso y un servidor, hemos regresado nuestros blogs personales a los servicios gratuitos que usábamos en un principio.

Luego de todo esto, me da un poco de ansiedad, pensar en lo volátil que es el internet. Quizás será imposible que alguien pueda leer estas letras dentro de 100, o tan siquiera 50 años. Tal como yo lo hice con esas revistas de los años 20.

Un ejemplo de lo anterior, y ni siquiera hemos tenido que esperar tanto, se dio a finales de la década pasada, cuando Yahoo! decidió cerrar y borrar por completo el sitio de geocities. El cual ciertamente se encontraba abandonado, pero dentro de si aun albergaba las primeras páginas de millones de personas alrededor de todo el mundo. Miles de personas se dieron a conocer en ese lugar a finales de los 90s, otros tantos formaron sus redes sociales en este espacio, antes de que se inventaran las redes sociales. Muchos más comenzaron lo que seria toda una vida dedicada a internet, creando páginas en FrontPage llenas de gifs animados, y textos en cómic sans de color azul.

Todo lo anterior ya ha quedado inaccesible para cualquiera, aunque escuche por ahí que alguien había rescatado la información de geocities en forma de torrent. Me pregunto si, dentro de 50 años, ese torrent de geocities seguirá funcionando.

Esto lleva consigo una posibilidad peligrosa, la posibilidad de que en el futuro, no tengamos la oportunidad de encontrarnos con este tipo de agradables sorpresas, con estos accidentes afortunados. Igual que yo lo hice al encontrarme con ese montón de revistas viejas, en el rincón de una librería o biblioteca.

En el futuro, difícilmente habrá algún rincón disponible para la ingente cantidad de texto que esta creando esta generación, no quiero ni pensar en la cantidad de audio, o video, que también estamos produciendo. Me hace preguntarme si lo ideal no será imprimir nuestras propias versiones, en papel, de nuestros blogs. Quizás una versión resumida de las mejores partes, para asegurarnos de que estas líneas nos sobrevivan a nosotros, aunque sea por un par de décadas.

Quien sabe, a lo mejor en el futuro se vuelve una moda Así como en el pasado nuestros padres atesoraban sus álbumes de fotografías, tal vez nosotros le mostraremos a nuestros hijos, versiones físicas, o en pdf, del blog que sus padres escribieron durante su juventud. Y por supuesto, esto también se podrá aplicar al podcasting, o videoblogging.

Y nosotros que creíamos que nuestros padres eran aburridos con las fotos de sus vacaciones. Ahora los niños que vendrán después de esta generación, tendrán muchas horas de video, audio, imágenes, o texto con las cuales nosotros les torturaremos en cada onomástico o día de festivo.

¿Pueden imaginarse dentro de 40 años, siendo unos veteranos, y abriendo 9Gag, o algún respaldo del mismo, para pasar una tarde lluviosa recordando los memes de su juventud?

Yo tampoco.

domingo, 24 de noviembre de 2013

EL MUNDO ES UNA MOTA DE POLVO.

Mientras escribo este artículo, como ruido de fondo, tengo la transmisión por internet de un discurso que están dando algunos altos mandos de la casa blanca, el cuartel general del "gobierno mundial", al menos hasta el día de hoy, acerca del conflicto que esta de moda en estos momentos. Las armas químicas en Siria.

Que lejos me parecen ahora esas noticias sobre el conflicto de Corea del Norte y Corea del Sur, que a pesar de haber pasado de moda sigue desarrollándose, y en teoría sigue sin resolverse, tal como ha estado desde los años 50s del siglo pasado. Que lejos me parecen también, las figuras de Aarón Swartz, o Edward Snowden, que hasta donde supe sigue en Rusia, pero a nadie le importa ya. Y mucho mas lejana me parece la figura de Julián Asange, cuyo proyecto amenazaba a toda la hegemonía del planeta, pero que rápidamente fue olvidado con la entrada del año nuevo 2011, como si de la canción del Gangnam Style se tratase.

Mi idea (¿vaticinio?) es que, los países del mundo están destinados a moverse, quizás a destruirse, o a reagruparse en nuevas entidades, simplemente por el hecho de que el ser humano cambia con el tiempo. La sucesión de generaciones, los cambios medio ambientales, o simplemente el aburrimiento, hacen del ser humano un animal con ansias de cambio a través del tiempo. Yo mismo no soy la misma persona que comenzó a escribir estas líneas hace un par de minutos.

A pesar de que en apariencia, quien me hubiera visto sentado en mi mesa frente a la computadora, no haya percibido ningún cambio en mi. Por dentro se han dado una multitud de procesos químicos y físicos, con cada uno de los sorbos que le he dado a mi taza de te negro, que harían quedar ridícula a cualquier nave de producción industrial de la ciudad.

 La suma de todas las variables azarosas, que existen en este mundo, da como resultado la dirección de la humanidad. Por lo tanto la dirección de la humanidad siempre es caótica y azarosa, al igual que lo es la evolución, el clima, la bolsa de valores, o mi estado de ánimo.

Nótese que he utilizado la expresión “humanidad”, en ves de llamarle “el mundo”, pues es evidente que el mundo es mucho mas que solamente los 6 mil millones de seres humanos que habitan en él y su arbitraria división territorial. Para mi es muy importante recordar periódicamente que el mundo es mucho mas que los seres humanos, y nuestros problemas, reales o inventados. No se exactamente porque, pero me da una sensación de tranquilidad recordar esto de vez en cuando… sobre todo cuando llega el momento de enfrentar los problemas.

Es por eso que deberíamos acostumbrarnos, si no es que lo estamos ya, al desarrollo caótico y azaroso del mundo, y de nuestras vidas. El mundo es caos, nosotros mismos somos caos, y por lo tanto nuestras vidas serán caóticas. Aunque como individuos nuestro cerebro ha evolucionado para buscar el orden, aparente en medio de todo el caos de la realidad. Estamos condenados evolutivamente a buscar algo, de lo cual tenemos poderosos indicios que no existe. Como si del santo grial se tratase.

¿Los países del mundo están destinados a morir entonces? Mi opinión, y deseo, que es la opinión y deseo de muchos mas, (lo sé) es que si. Pero al mismo tiempo me temo, y me parece lo mas lógico, que al momento de llegar a alguna especie de agrupación planetaria, se deberá de dar una nueva fractura y segmentación de la humanidad, ya sea en el mismo planeta, o bien hacia la colonización de otros planetas o estructuras del universo. Como dije al principio, el ser humano debe cambiar, quiere cambiar, o bien cambia sin siquiera darse cuenta. Y en un mundo en donde el desarrollo, la paz, y la felicidad eterna se hubieran conseguido, algo tendría que inventarse el individuo para seguir dándole sentido a su vida.

Si en el mundo no existiesen tiranos, habría que inventarlos (esto le daría quehacer a los tiranos y a los anti-tiranos), si en el mundo no existiese desigualdad, habría que luchar por conseguirla, si en la vida no existiese la muerte, me temo que alguien habría de inventarla. Y lo que es peor, seguramente se volvería rico por la enorme cantidad de clientes, hastiados de haber vivido por siempre.

Y esto me trae directamente al concepto del “nuevo comienzo”. En un mundo donde todos lo tuviéramos todo, de pronto nos despertaríamos con la novedad de que, realmente no poseemos nada. Tener algo, por descontado y en sentido coloquial, hace referencia a que poseemos algo que no tienen los demás. Por ejemplo alguien que “no posee nada en el mundo” suele ser una persona que no tiene un lugar donde vivir. Quizás tenga un par de prendas de vestir, unos viejos zapatos y unos cartones para cubrirse del frío. Pero aun así, decimos que no posee nada, porque es necesario tener una casa, o por lo menos la posibilidad de rentarla, para que pueda llegar a “la línea de salida” (el mínimo aceptable) de la sociedad.

Actualmente el tener una vivienda, servicios mínimos y aunque sea un poco de comida, se ha convertido en nuestra “línea de salida”. Siendo que, quizás hace 200 o 300 años, esto habría sido la máxima aspiración en la vida de la mayoría de las personas. Lo que para nuestros antepasados fue “la meta”, para nosotros solo es “la línea de salida”. Es por eso que, lo que en la actualidad se considera una utopía, para nuestros descendientes será una realidad intolerable. Y todo comenzará de nuevo.

Creo que de eso se trata la vida entonces. ¿No lo creen? Hemos de empezar una y otra vez, en un bucle largo, donde los eventos se repiten, o por lo menos son muy parecidos. En un momento algunos héroes pelearan por algo, y dentro de unos siglos mas, otras personas pelearan por abolir eso mismo. Luego otras personas posteriormente se cansarán de la situación, y de nuevo alguien tratara de reinstaurarlo… hasta que algún día todo termine. Por que habrá de terminar.

 Me refiero, por supuesto, a algún evento cataclísmico, al agotamiento de los recursos del planeta, o la muerte termodinámica de nuestro sol. Y en caso de que hayamos logrado salir de la matriz de nuestro sistema solar a conquistar otras partes del universo, aun tenemos a la muerte termodinámica del universo mismo. Quizás un Big Crunch, o un Big Rip. Creo que aún están averiguando, como es que sucederá, realmente.

Luego de este ejercicio de prospectiva, tan perturbador que acabo de hacer, nos damos cuenta de que, el poco orden que logremos conseguir a lo largo de nuestras vidas, no deja de ser un orden efímero, descartable y perecedero, comparándolo con lo vasto del universo caótico dentro del cual vivimos. Aunque el planeta entero se lograse convertir en una esfera perfecta, impoluta, completamente estéril, al universo le tomaría medio segundo para convertirla en 6 600 trillones de toneladas de cenizas.

Dentro de estas cenizas se irían, y se perderían para siempre, toda la historia del ser humano, todas las vidas de todas las personas que alguna vez pisaron este planeta. Las grandes obras de la literatura, las grandes gestas de los héroes más trascendentales de nuestra civilización. Todas las películas de hollywood y fuera de él. Todas las grandes ideas de los filósofos, matemáticos, químicos, biólogos. Todas las aventuras que se han vivido, las terribles guerras, los logros intelectuales y deportivos, el arte, la música, la pintura, la poesía.

Todo lo que fuimos, y lo que podríamos llegar a ser, al universo solo le tomaría medio segundo en convertirlo en nada. Y lo peor de todo es que esto sucedería sin ningún tipo de intención, sin ningún tipo de voluntad suprema de desaparecernos o de mantenernos vivos. Esto sucedería sin objetivo alguno, por simple azar, por simple movimiento estelar. Tal como sucede dentro de mi organismo a la hora de metabolizar algo. Nos iríamos en lo que tarda un parpadeo, y sin música épica de fondo, ni multitomas con cámara phantom, para realzar el dramatismo.

Como colofón de estos pensamientos, aunque quizás inconscientemente sea en realidad el gatillo que los disparó, pongo estas imágenes del más reciente meteorito que cayó a tierra, al menos el mas reciente que se ha logrado video grabar. Es muy parecido al que golpeara en suelo ruso a principios de este mismo año. Aunque al parecer sus efectos fueron mucho menos destructivos e impresionantes. 


Cosas como estas no son mas que arenillas (arenillas con el potencial de destruir una ciudad entera) que nos llegan, como si fuera brisa, desde el espacio profundo. Y que nos recuerdan que no somos más que una mota de polvo en medio de una tormenta de arena.

jueves, 21 de noviembre de 2013

PRONUNCIAMIENTOS DE JUVENTUD.

Esto que les presento ahora es un texto recuperado de mis épocas de preparatoria. Recuerdo que el gatillo de todas estas líneas, originalmente escritas en una de mis libretas de la escuela, fue una escena de alguna película que ya ni siquiera recuerdo cual fue. En aquellas épocas veía muchos VHS.

Lo que si recuerdo fue que, en ese mismo momento, algo en mi se detono y empecé a garabatear como poseído todo lo negativo que se me venia a la cabeza, sobre la humanidad.

Aunque las ideas son burdas y simples, me resulta interesante leerme a mi mismo hace más de 10 años. Al repasar estas líneas me doy cuenta de que lo que en realidad lo que quería era definirme a mi mismo, ver reflejada en una hoja de libreta algunos de los puntos principales que por aquel entonces le daban forma a mi mente.

En esa época tenia muchas ganas de empezar a pensar, ya después tendría mucho tiempo de arrepentirme de haberlo hecho.



PRONUNCIAMIENTOS DE JUVENTUD:

A

La televisión no solo entretiene y divierte a las masas. Crea realidades, no solamente las “verdades ficcionadas”, las verdades en las que un actor o actriz se ven envueltas en medio de los rodajes. Tampoco son las verdades que un espectador crea en su cerebro al momento de ver las ficciones, películas, novelas.

Va mucho más allá, crea robots, entes con un fastidio intelectual que estandarizan sus ideas, sus pensamientos y sus objetivos en la vida. Realidades torcidas, como lo hace también la religión. Discursos mínimos, para gente con mente mínima. Desde hace mucho tiempo decidí que esto no era para mí. Pero ¿Como renunciar a un mundo del cual no puedo salir? No lo se, y no se si podré averiguarlo.

B


Siempre he sido una persona sin demasiado interés en las cosas. En la vida por ejemplo soy fanático de muy pocas cosas, hasta hace poco era fanático de la película Matrix por ejemplo, pero se me paso rápido. Lo que no puedo evitar, y nunca pasara de moda, es la sorprendente estupidez de la mayoría.

La mayoría del mundo es estúpido, simplón, y conformista. Espero que nunca se desate una guerra entre estúpidos y sensatos, porque lo más probable es que gane la mayoría.

C

No estoy en desacuerdo con el mundo, estoy en desacuerdo con la gente que existe en el mundo. Tampoco estoy disgustado con la vida, sino con e lugar en el que la vida me ha colocado.

D

El amor es una ejecución. La otra vez leí esta frase en alguna revista, refiriéndose al hecho de que el amor debe hacerse, es una acción y no una definición. Pero yo más bien lo tomé como que el amor era una ejecución de un condenado a muerte.

En el amor siempre hay un verdugo y un condenado a muerte. En las relaciones siempre hay un fuerte y un débil, alguien que se impone aunque sea un poco al deseo y voluntad del otro. Y en el caso de una relación en la que nadie de su brazo a torcer… bueno, por algo existen los divorcios.

Creo que lo natural en el ser humano es el vivir en solitario, pero con esporádicos encuentros y escarceos con el sexo opuesto. De lo contrario van a  rodar cabezas.

E

“Solo hay dos tipos de mujeres… las golfas y las que vuelan, y te juro que hasta hoy nunca he visto que ninguna vuele”. Este es un chiste que escuché el otro día en la radio. Obviamente se trata de un chiste machista, que no pretende significar otra cosa.

En ese momento me puse a pensar. Por cierto, yo iba arriba del camión, seguramente soy el único extraterrestre que piensa en la semiótica de un chiste, estando arriba de un ruta 203. Me puse a pensar en lo limitado que debe ser nuestra ideología, si solemos dividir todo en dos partes.

¿Por que nunca he escuchado a nadie decir que tal o cual cosa se puede clasificar en 10 partes? O bien, ¿Porque no decir que existen 856 clases de mujeres? A lo mejor es verdad que existen mas de 1000 tipos de tal o cual cosa, pero por el hecho de que nuestro cerebro está limitado a números pequeños, o bien porque nuestras manos solo tienen 10 dedos o que se yo, vivimos en un mundo de menos de 10 posibilidades.

La mayoría de las veces, nuestras posibilidades ni siquiera superan las cinco.

Desde entonces cuando en un libro veo que por ejemplo las plantas se dividen en dos, tres o cuatro tipos, pienso ¿Será verdad esto? O será solo por el limite de espacio, el limite del papel, o el limite de nuestros cerebros?

F

El arte de hoy es una vieja fumando un cigarro, mientras mira pasar al mundo a través de su ventana. La gente que pasa por la calle donde vive esa vieja es muy poca, y de esa gente los que reparan en la vieja son muchos menos.

Los que si se dan cuenta de la existencia de esa vieja, y se acercan para contemplarla bien, son inexistentes. Es muy curioso, pero desde niño yo siempre he pensado en llegar a ser viejo, sin ninguna razón aparente, simplemente envejecer.

G

Este mundo, esta realidad, están sostenidos y dirigidos por el dinero. El que tiene el dinero dirige al mundo. Me pregunto como llegamos a la conclusión de que, el que tenía el dinero, también tenía que dirigir al mundo.

Dudo mucho que la gente con más dinero sea la gente más sensata. Podrán ser los más listos quizás, pero no los mas sensatos.

¿Quien es la persona indicada para manejar un camión de pasajeros? ¿Aquel que tiene control perfecto de si mismo, de la carretera, que conoce el camino y que domina a la perfección el volante? ¿O el tipo que ha sido capaz de pasar por encima de todos los pasajeros y quitar de en medio al conductor del camión?

Este camión sobre el que vamos, estoy seguro que tarde o temprano, va a caer por un desfiladero.