Pues finalmente me he animado. En esta entrada les comparto la primer parte de los pocos escritos, a modo de diario personal, que conservo de mi época de secundaria.
Lo estuve pensando durante mucho tiempo, no es fácil mostrar públicamente algo que, si bien escribiste hace mucho tiempo, no fue escrito para mostrárselo a nadie jamás. De cierta manera puedo sentir como si estuviera traicionando a mi “yo” de aquel entonces, aunque esa idea tampoco me causa mucho conflicto.
Mas bien la principal razón, por la que tuve que pensármelo durante mucho tiempo, fue el contenido de estos textos, los cuales en primer lugar están escritos sin ningún tipo de estilo y con una sintaxis que en muchos casos dificultaban su comprensión. Hay que tomar en cuenta que en aquel entonces yo tenía 13 años, por lo tanto lo que aquí transcribo tiene la mentalidad y refleja los intereses de un pre-adolescente de 13 años. Pocas cosas interesantes se encontrarán entre estas líneas, la mayoría desde un punto de vista unidimensional.
En segundo lugar, me causa cierta vergüenza la cantidad de obscenidades y referencias sexuales que están vertidas en estas líneas.
Es completamente normal, este tipo de temas y maneras de expresarse, entre los niños y adolescentes que apenas se encuentran descubriendo estas cosas. Pero de la misma manera que a uno le avergüenzan las fotos de su etapa escolar, personalmente siento algo de incomodidad al repasar estas páginas. Pues aunque las ideas y las sensaciones descritas actualmente no sean las mismas, da algo de rubor recordar que alguna vez fui, y pensé de esa manera.
La mayor parte de lo que leerán esta trascrito tal cual lo escribí en su momento, salvo en ocasiones en las que se dificultaba la lectura y he realizado cambios en palabras o conjunciones de verbos. Aun así lo siguiente que leerán, lo escribió un servidor hace casi 15 años, mientras cursaba segundo año de secundaria.
Sin fecha en la página, escrito en la segunda mitad de 1998.
Hoy estoy leyendo el libro "Corazón diario de un niño" y trata sobre un niño que escribe un diario y platica todas las cosas que le van pasando en la escuela, en su casa y hasta cuenta como un compañero de su escuela se accidenta un pie con la rueda de un carro por querer salvar la vida de otro compañero más pequeño.
Yo también quiero tener un diario personal como el de ese niño, aunque yo ya salí desde hace mucho de la primaria. Hace mucho, cuando estaba en tercero de primaria, la profe nos puso de tarea que hiciéramos un diario personal. De hecho recuerdo que justamente en el libro de español venía, como lectura de ese tema, un fragmento del libro "Corazón diario de un niño", que ahora estoy leyendo.
En esa vez escribí un diario personal pero lo hice bien poquito, porque no sabía cómo que escribir en ese diario. Pero ahora ya más o menos tengo una idea de cómo se hace por haber leído este libro.
Tengo en mi cuarto un ropero donde tengo un cajón nomás para mis revistas. Entonces lo que voy a hacer va a ser, guardar mi diario personal a mero abajo de todas mis revistas, para que nadie lo lea. Porque los diarios nomás debe leerlos uno que los escribe.
En esta semana no ha pasado nada interesante en la escuela, todo pasa como todos los días, me levanto, voy a la escuela en el camión, en el recreo me junto con “el zurdo”, “Rigo” y los demás. Pero las cosas siguen igual y nada pasa interesante.
Cuando llegó a la casa, como y me pongo a ver la tele, y luego ceno y me duermo. A veces me quiero volver alguien de los que veo en la tele y que hacen muchas cosas padres.
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Sin fecha en la página, escrito en la segunda mitad de 1998.
Ahora nos tocó, en la clase de educación física, que jugáramos al ajedrez, que la verdad se me hizo muy aburrido, pero me tocó jugar con Mauri, que acaba de entrar a la secu hace poco.
Y ahora que Mauri entró a nuestro salón, pasó a formar parte de las más nalgonas del salón. Que para mí son Gloria, Leticia y ahora Mauri, son a las que mejor se les ven las faldas porque, por lo mismo que están caderonas les quedan las faldas apretaditas, y cuando nos toca llevar pantalones de mezclilla, para hacer deporte, Gloria Mauri y Leticia parece que en lugar de ponerse los pantalones se los pintan.
Hace poco Ernesto me dijo "imagínate a cualquiera de ellas que cuando traen los pantalones así de apretados y metidos, llegar y sacarles el perro, metiéndoles los dedos. Me dijo que esa era una de sus fantasías sexuales, y desde entonces creo que también la mía.
Algo que se ha convertido en uno de los pasatiempos favoritos entre algunos de los hombres del salón es poner la mano en la orilla de la mesa del pupitre. Lo que hacemos es ponernos de acuerdo entre dos filas y mover los pupitres para ponerlos cerca uno de otro y así hacer más estrecho el paso, de modo que las mujeres que intentan pasar tienen que pasar de lado y apretadas, de tal manera que acabamos tocando la cadera, las pompis, o la “panochambear” de la chava que intenta pasar, con el dorso, los nudillos, u otra parte de la mano afortunada.
La mayoría de las que pasan no se dan cuenta, algunas sí y tratan de pasar por otro lado. Gracias a este experimento científico, nos hemos dado cuenta de que algunas tienen las nalgas más duras que otras.
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Sin fecha en la página, escrito en la segunda mitad de 1998.
Hoy el profe Poncho me quitó una caricatura que estaba haciendo en medio de la clase y se la llevó para verla. Luego se regresó y yo pensé que me iba a regañar pero no, y me dijo que si me la habían encargado de tarea para una clase, y yo le dije que no, hasta le pregunto a los demás del salón para ver si en alguna clase nos habían encargado hacer una caricatura. Pero nadie nos había encargado nada, yo la estaba haciendo por gusto.
Y luego me dijo que me felicitaba porque estaba muy bien hecha. Lo mejor de todo fue que me felicitó en frente de todo el salón.
Yo ya me había enojado porque me había quitado mis caricaturas, y hasta pensé que ya no las iba a hacer pero luego de que el profe me las regresó, me dijo que la siguiera haciendo. Me acuerdo que yo desde la primaria decía que, de grande, quería ser caricaturista.
Este año en la secu me metí al taller de periodismo. El año pasado estuve en el taller de dibujo, con el “profe Chava”, pero este año me metí mejor al de periodismo. Porque en el periódico siempre necesitan a gente que haga las caricaturas.
Entonces el maestro del taller me dio un periódico de puras caricaturas que se llama ¡Crash! y que es de aquí de Monterrey. Y vienen muchas caricaturas que yo no conocía y que están bien padres. Y también me dio otro periódico de caricaturas de políticos, y esas están más interesantes porque además tienen una letra que está bien padre y que el otro día empecé a copiar para ponérselas yo a mis caricaturas.
El profe del taller nos dice que vamos a hacer un periódico mural, y que lo van a pegar en todos los salones. El año pasado hicimos unos dibujos de los niños héroes y de Lázaro Cárdenas para los frisos (pizarrones de corcho) de la escuela. Pero eso fue en el taller de dibujo, ahora vamos a hacer un periódico mural y yo voy a hacer las caricaturas de ese periódico.
Una chava de otro salón llevó una muestra de cómo podría ser el periódico mural y lo hizo en computadora. Se veía bien padre, como si lo hubieran hecho de verdad en el periódico. Luego también, el profe, nos encargó unas calaveritas para ponerlas en el periódico.
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Sin fecha en la página, escrito en la segunda mitad de 1998.
Hace poquito estábamos en medio de una clase cuando una compañera que se llama Flor se estiró y sacó el pecho hacia adelante. Yo y varios de los que estábamos cerca alcanzamos a ver accidentalmente como se le marcaron los pezones en la camiseta cuando se le pegó toda.
Nunca me había fijado en lo grandes que son los pechos de Flor, pero desde entonces no dejo de fijarme a diario. Desde ese día me imagino que en una de esas, Flor se estira tanto que su camiseta se rompe como la de Hulk en el programa de la tele. Voy a estar muy atento por si uno de estos días sucede de verdad.
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Sin fecha en la página, escrito en la segunda mitad de 1998.
Desde hace unos días a Lupita le tocó sentarse detrás de mí. Hoy Rubén me molestó (nomás jugando) y Lupita me defendió, le dijo que no me hiciera nada, y me abrazó por atrás. O sea que me pegó sus pechos en mi espalda y yo obviamente se los sentí (y mucho).
Cuando salimos al recreo, Fabián me dijo que se había fijado como Lupita me pego las "tetas" en la espalda, me preguntó que cómo se le sentían. Yo me hice el loco, pero la verdad es que si se las sentí muy claramente, y son un poco más duras de lo que pensé. No sé si será porque así las tenga, o por el brassiere que estaba usando.
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