miércoles, 22 de enero de 2014

DIALOGO SOCRITICO.

Estaban un día Escamvlógnidas y Followepsilón paseando a orillas de un riachuelo cerca del centro de Tebas. Ellos se dedicaban, por decisión propia, a crear y transcribir pergaminos dentro del recinto del museo. Estos pergaminos eran para el disfrute de cualquier ciudadano libre de la ciudad.

Quien quisiera podía acudir al archivo de la biblioteca, y consultar el archivo que deseara. Sin embargo la mayor parte del tiempo, los habitantes libres de Tebas, elegían para su lectura los pergaminos con los escritos mas simples e intrascendentes.

En realidad en la biblioteca de la ciudad se podían encontrar toda clase de pergaminos. Había pergaminos de diversión, con chistes blancos, chistes picantes, textos pueriles, pero también textos complejos, sumamente interesantes y muy enriquecedores para cualquiera que los consultase.

Escamvlógnidas y Followepsilón eran un par de escribanos, dedicados a la escritura y trascripción de textos especializados y de cultura general. La mayoría de sus ratos libres los dedicaban a dialogar entre ellos acerca del poco éxito de sus pergaminos. La gente rara vez consultaba estos escritos culturales, a pesar de lo orgullosos que ellos estaban de su trabajo. Pues como todos lo sabemos, aun el ojo de agua más bello y refrescante, carece de sentido, si ningún paseante se detiene de vez en cuando a reposar en sus orillas.

Followepsilón: ¿Alguna vez te has preguntado, querido amigo Escamvlógnidas, lo que seria de nosotros, si los habitantes de esta ciudad se decantaran por nuestros contenidos complejos y sustanciales, en vez de los textos populares y vulgares que suelen consultarse a todas horas en la biblioteca principal?

Más allá del obvio beneficio para nuestra reputación de autores en el gusto popular. ¿Imagina la mejoría que significaría para la vida cotidiana de todo el mundo, si todos se interesaran, de la noche a la mañana, en temas de eruditos o de cultivo del intelecto?

Escamvlógnidas: Yo desde hace mucho tiempo ¡Oh perspicaz compañero de andanzas! dejé de preguntarme sobre el "que habría pasado". Los hubieras y los quizás, solo son espejos rotos o distorsionados, creados por la indecisión y el miedo de nuestras mentes.

Followepsilón: La razón te acompaña como siempre en tus ideas. La realidad es algo que se estableció, quien sabe porque, desde hace mucho tiempo, incluso mucho antes de que naciera el hombre mas viejo de la ciudad. Pero entonces yo no se cual debe ser nuestro papel. Tú y yo hemos quedado en una posición de simples parias, dentro de la biblioteca de la ciudad, simplemente por el campo de interés que hemos  escogido para nuestro estudio y desarrollo.

La verdad es que, en este punto de nuestro oficio, no tengo la menor idea de lo que estoy haciendo. De lo que si estoy seguro es que no quiero que las cosas se queden en el estado en el que ahora están. Es decir, creo que lo mejor sería que la gente, los pobladores, o el individuo (como mejor te parezca llamarlo) debería de cambiar la manera en la que piensa y, por lo tanto, la manera en la que actúa.

Siento que la señal más grande de que la vida de un hombre ha fracasado, es llegar al final de su propia vida y darse cuenta de que, ninguno de los cambios dentro de la sociedad que lo rodea, han ocurrido gracias a su obra, o por lo menos gracias a su apoyo hacia alguna obra.

Eso sería traicionar a nuestro propio fin.

Escamvlógnidas: Para realizar un cambio, primero necesitaríamos de un material definido sobre el cual actuar, o bien algún lienzo con alguna pintura previa, la cual debiera de ser modificada para alcanzar la máxima virtud a la cual ha sido llamada por mano de los dioses. La terrible verdad es, mi amado Followepsilón, que dicho terreno mancillado, pero con oportunidad de ser redimido, no existe. No hay un diamante en bruto que pulir, ni pecadores a los cuales darles redención.

En realidad lo único que existe en este mundo, son individuos con libre albedrío, y con vidas para pagar las consecuencias, buenas o malas, de las decisiones que han tomado con su libre albedrío.

Followepsilón: Tus palabras lastiman mi inocente corazón, en lo más intimo de mis anhelos. Pues si las cosas se conformaran de la manera en la que mi entendimiento lo concibe hasta ahora, sería pues mas sencillo para un ejercito, mas bien pequeño, de nobles intelectuales el reformar el estado de las cosas con una rápida batalla en contra del emperador, o del grupo de sabios, que estuvieran gobernando la ciudad en este momento.

Pero el augurio de tu discurso, escéptico amigo, es mucho más oscuro e inquietante para el soñador. Pues estaríamos entonces, no frente a un poderoso enemigo ignorante a vencer. Si no mas bien, ante miles de débiles enemigos potencialmente invencibles. O lo que es lo mismo, para ganar, tendríamos que pelear contra el propio botín de nuestra guerra.

Escamvlógnidas: Esa idea es muy cercana a la realidad querido hermano Followepsilón. Pero aun mas acertado seria decir que, lo único que existe, es un mundo que no se acomoda a nuestros ideales en la vida. Es preciso recordar que para las otras personas, nosotros también somos “las otras personas”, y seguramente ellos también sufrirán lo propio, a causa de nuestras decisiones, o de nuestras acciones. Y ellos de igual manera a veces sufrirán y nos reprobarán en silencio, y otras veces en diálogos animados, como nosotros lo hacemos ahora.

Followepsilón: ¿Y quien de nosotros entonces ha de prevalecer? ¿A quien de nosotros le acompaña la razón., y por lo tanto el favor de los dioses del Olimpo?

Escamvlógnidas: Hay algo muy difícil dentro de la cuestión que planteas, mi estimado colega de las palabras. Y es que cuando se ha vivido tanto como un servidor, uno se da cuenta de muchas verdades de la vida, o por lo menos de hechos válidos, en el aquí y el ahora en el que vivimos.

Una de esas verdades es que no hay manera de asegurarnos de que lo que tenemos en la cabeza es verdad. Ni siquiera de que valga la pena. Y hasta donde un servidor ha podido comprobar, yo podría estar equivocado, al igual que el más ínfimo y desconectado de los pobladores de esta ciudad.

Otra de las certezas aparentes, que existen en esta vida, es que la voluntad y gracia de los dioses, no suelen acompañar a los seres humanos que ostentan la verdad. Más terrible aún, ni siquiera suelen acompañar a quienes no la ostentan.

Supongo que, los dioses en el Olimpo, tampoco leen muchos pergaminos de los nuestros.

3 comentarios:

  1. De hecho en estos interesantes diálogos bien pudo haber participado pódcrates...

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  2. Me sorprende también el hecho de que estos dos personajes no hayan llegado a la conclusión de que es mejor no tomarse en serio eso de la escritura cultural y especializada...

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  3. ¡¡ya cómete la maldita naranja!!

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