viernes, 31 de enero de 2014

UN SUEÑO RARO... OTRO MAS.


Esto es lo que soñé el día de hoy. Fue una de esas ocasiones en las que, luego de despertar, te queda un recuerdo muy claro de lo que acabas de soñar. El sueño por si mismo resulta demasiado raro, pero con varios símbolos que no estoy seguro de donde los sacó mi inconsciente. Es por eso que me pareció que valía la pena transcribirlo en este blog.

Dentro de mi sueño me encuentro en la universidad en la que estudié realmente, aunque en mi sueño este lugar no aparece exactamente como es en realidad. Más bien yo diría que es una imagen de la manera en al que yo concibo este lugar. Además en la vida real no he pisado este lugar en, por lo menos, 5 años. También por esto es un poco raro que mi sueño comenzara en este lugar, supongo que algo trata de decirme mi inconsciente.

No recuerdo que sucedía exactamente en la universidad, dentro de mi sueño, o cual era la razón de que yo estuviese en ese lugar. Pero en determinado momento yo me encontraba en las afueras de ciudad universitaria esperando el camión para regresar a mi casa.

Una cosa sumamente curiosa de esto es que entre las personas que se encontraban esperando el camión junto conmigo, estaban los luchadores profesionales Octagon y Pentagon, o al menos un par de tipos con sus mascaras. De niño yo fui aficionado a la lucha libre, pero debo tener por lo menos 15 años de no haber visto ninguna pelea, ni siquiera por televisión, así que desconozco el porque estos iconos, tan alejados de mi, habrán aparecido dentro de mi ensoñación.

Luego de notar la presencia de estos dos luchadores, me di cuenta de una camioneta negra tipo hummer, que apareció al lado de quienes estábamos esperando el camión. Dentro del sueño esto me dio mala espina, pues cerca de ahí alcanzaba a notar algunas patrullas de policía. Para quienes vivimos por estos rumbos del país, sabemos que camionetas oscuras y camionetas de policías, o camionetas del ejército, no suelen ser buena combinación. Así que dentro de mi sueño me alejé unos cuantos metros de ese lugar.

Una vez en mi nueva posición, y dándole la espalda a la camioneta negra sospechosa, y al par de luchadores de la triple A, comenzó a escucharse una balacera a lo lejos. No era lo suficientemente fuerte como para salir corriendo, pero si lo suficiente como para que yo, y todos los que estaban a mi lado, nos agacháramos en un acto reflejo por protegernos.

La sensación era de desconcierto y zozobra, más que de temor. Los disparos sonaban constantes pero lejanos. En medio de la balacera yo volteé al cielo, y vi como un avión, de tipo comercial, volaba sobre nosotros a muy baja altura, en una franca caída hacia el suelo. Esta es una imagen muy recurrente en mis sueños, muy a menudo sueño con aviones, helicópteros y demás cosas cayendo del cielo.

El avión se perdió detrás de unos edificios, para después ver como surgía una bola de fuego en el lugar donde seguramente se había estrellado. Desconozco si en la vida real un avión que se estrelle explotará realmente, pero en mi sueño se respetaron las reglas clásicas de la cinematografía hollywoodense.

La geografía dentro de mi sueño no estaba bien establecida, y dudo que tuviera mucha importancia, pero recuerdo que yo exclame: “¡Creo que cayo en Guadalupe! Que es una colonia de la mancha urbana de Monterrey. En este punto de mi sueño las cosas estaban tan agitadas, que decidí tomar el primer camión que pasara, con el propósito de alejarme de ese lugar lo antes posible.

El primer camión que vislumbré en ese momento, fue uno que iba en la dirección exactamente contraria a la que se dirigiría el camión que me llevaría a casa. Sin embargo no me importó, yo solo quería moverme de ese lugar, porque seguramente entre la camioneta negra, el avión que acababa de estrellarse en Guadalupe, la balacera a lo lejos… y Octagon al lado de Pentagon, algo malo terminaría por ocurrir en ese sitio. No recuerdo como fue que el camión se detuvo y yo me subí, pero una vez que me encontraba dentro de este colectivo, que me llevaba en dirección contraria a mi destino, el ruido de la balacera comenzó a disminuir.

Entonces el chofer me dijo que, cuando la gente se sube arriba del otro camión, el camión que me llevaría a casa, suele pensar que ya todo está arreglado, pero en realidad no es así. Aun así me llevaría hasta la base de los camiones, ahí sería mucho mas sencillo para mi tomar el camión que yo estaba esperando originalmente. Pasamos por muchas calles, que poco a poco se iban haciendo mucho mas estrechas.

Estas calles me recordaban los rumbos por los cuales vivían mis abuelos maternos, dentro de las cuales pase mucho tiempo de mi infancia y adolescencia. Hasta que llegó un punto en que las calles se hicieron tan estrechas que apenas si cabía el ancho del camión en el que circulábamos, y las fachadas de las casa de ambos lados de la calle casi rozaban con las ventanillas del autobús.

Al final del recorrido llegamos a un pequeño laberinto de paredes blancas y con el cielo descubierto, aunque para ese entonces dentro de mi sueño ya comenzaba a caer la noche. Así que el ambiente en general era sombrío, y con los pasadizos blancos y angostos le añadían algo de claustrofobia a la experiencia.

Antes de llegar a un gran portón de hierro forjado y color negro, el chofer se detuvo y me dijo: “Aquí te puedes quedar tú, el camión que esperas va a salir, y es mas fácil que lo tomes en este lugar. Ni siquiera le tienes que hacer la parada, porque cuando pasa por aquí tiene que pasar muy lentamente mira”. Al escuchar esto volteo y el lugar era una pequeña explanada, con tumbas al ras del suelo.

En el lugar no había lápidas exactamente, pero sabía que eran tumbas porque estaban delimitadas con piedras y algunas cruces de hierro forjado, también de color negro. Además de que la tierra se encontraba suelta, y un poco húmeda, como si hubiera llovido de manera muy ligera. El lugar no era muy amplio, como dije, apenas era del tamaño donde cabe un autobús de pasajeros. En medio de ese panorama me puse a esperar el camión, mientras caminaba un poco.

Me llamó la atención una pequeña casa que se encontraba en una de las orillas de ese lugar. Ahora que recuerdo esto, estando despierto, me doy cuenta de que este lugar tenía un aspecto muy parecido al panteón en donde están enterrados, en la vida real, mis dos abuelos paternos. Pero regresando a la base de camiones-laberinto-panteón en donde estaba, me encontré una pequeña casa, de aspecto muy humilde, y que obviamente estaba fuera de lugar.

Afuera de esta casa, de iluminación mortecina, se encontraban un hombre y una mujer a punto de entrar en la tercera edad, pero cuyo aspecto contrastaba con la humilde y descuidada casa. Ellos se encontraban en medio de un montón de basura y cachivaches viejos, pero con un aspecto físico conservado, ropa limpia, elegante, y con actitud refinada y pulcra. Además la mujer (señora madura) tenía un bebe en brazos. Ambos permanecían sin gesto y sin movimiento alguno, como si fueran estatuas vivientes. Es posible que mi mente haya reflejado aquí, a un par de personas que vi hace un mes mientras estaba en una sala de espera, en la vida real, aunque solo los vi de manera fugaz.

Iba caminando, observando a estas personas en su casa formando esta imagen tan contrastante, cuando me di cuenta de que accidentalmente había pisado una tumba que se encontraba particularmente cerca de su casa. En ese momento exclame: “Ah, Im sorry” ¿Por qué en ingles? No tengo la menor idea, incluso dentro del sueño me pareció algo raro, yo jamás hablo ingles, porque mi pronunciación es pésima. Pero creo que de alguna manera intuí que estas personas eran angloparlantes. No recuerdo si dentro del sueño ellos me hablaban en ingles o español, de hecho creo que no percibía ningún idioma definido, si no que más bien su comunicación me llegaba directamente, sin un lenguaje de por medio. Ella me dijo que no me preocupara.

En ese momento comprendí que su actitud y gestos no eran de inmovilidad, si no de profunda pena. Era obvio que la tumba pertenecía a un bebé, pues era una tumba sumamente pequeña. Supongo que cuando uno sufre la máxima expresión de su dolor no es el llanto o los gritos, más bien es la inmovilidad y el silencio. Como si el que sufre se preparara para interpretar el papel de su muerte.

Esa pequeña tumba podría pertenecer a su hijo quizás, seguramente el hermano del niño que ella llevaba en brazos, quizás era su gemelo. La tierra estaba suelta, así que la tumba era reciente, o al menos esa fue mi lógica dentro del sueño. Pero a lo mejor esa tumba, pertenecía al propio niño que la señora llevaba en brazos, los sueños suelen ser así de raros.

Recuerdo que intercambié un par de palabras con la mujer, las cuales ahora ya no recuerdo. Y lo último que hice en mi sueño fue preguntarle al señor, que hasta ese momento no había hablado, “¿Cuánto tempo llevan aquí?” El respondió algo que no alcancé a escuchar, le pedí que lo repitiera de nuevo por favor. Y antes de que pudiera repetirlo, desperté.

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