domingo, 12 de enero de 2014

HAGO IDIOTECES DE VEZ EN CUANDO.

La gente suele pensar que, las personas que tenemos por afición la lectura, al mismo tiempo somos inteligentes, listos, o metódicos. La verdad es que quienes leemos no necesariamente somos inteligentes o avispados. Aunque si me preguntan esto mismo en publico, lo negaré rotundamente.

En realidad la lectura es como una afición más. Es como pensar que alguien es muy inteligente por ver muchas películas, o muy inteligente por escuchar mucha música, o muy inteligente por ver mucha televisión. Por lo general solemos decir exactamente lo contrario, y la verdad es que no necesariamente es así.

Les puedo poner un par de ejemplos que describen perfectamente cuan estúpido puede llegar a ser un servidor.

El primero de ellos ocurrió hace un par de años, cuando me encontraba en el aeropuerto con un amigo. Ya habíamos pasado la revisión de maletas y solo estábamos esperando para abordar. En esa ocasión yo traía un molesto catarro, no muy fuerte, pero con mucha mucosidad. No recuerdo exactamente por que, pero me quede sin nada para poder limpiarme la nariz, así que me puse a hacer planes sobre como poder remediar mi situación.

En un momento pensé en comprar pañuelos en la tienda de regalos, no recuerdo si se les habían acabado, o si en realidad no pregunté, pues los precios en las tiendas del aeropuerto suelen ser del orden de 50 pesos por un paquetito de chicles. Así que por una razón o por otra, pero no puede conseguir pañuelos desechables.

Me encontraba planeando la manera de obtener pulpa de papel y secarla hasta convertirla en papel, ahí mismo en el aeropuerto, o quizás podría comprar un periódico y limpiarme con él. Otra posibilidad seria fingir un desmayo y en cuanto algún paramédico se acercara, lograr apoderarme de algunas vendas o gasas para limpiarme, o quizás…

En ese momento el amigo con el que iba me preguntó que ¿Porque no iba yo al baño a coger papel de baño? Bueno… pues porque… soy un estúpido, por eso.

En muchas ocasiones la respuesta mas obvia se me ha escapado por una tendencia temeraria a tratar de buscar la mejor solución para algún problema, por eso es que muchas veces comienzo a analizar la mejor opción de compra de algún articulo. Analizo factores como el precio, la calidad, los reviews en youtube, los tests que se hacen en las páginas o blogs de otras personas… en lugar de ir a mi supermercado más cercano, y ver que es lo que tienen en existencia en ese momento.

De todas maneras, la mayoría de las veces termino haciendo eso, comprando la opción más barata, que tengan en el lugar que me quede mas cerca. A veces la solución más fácil es mejor que la solución mas meditada.

Pero lejos de las enseñanzas filosóficas que pueda racionalizar de mi estupidez, en un intento obvio por justificarla, la última de mis idioteces me sucedió ayer.

Venia en un transporte publico, y al llegar a la ruta es común que a los pasajeros nos cambien de vehículo, para seguir nuestro camino, o bien nos dejen esperando algunos minutos en lo que los chóferes hacen algunos movimientos administrativos, me imagino yo, o bien se ponen a estirar las piernas, mientras se ríen de que acaban de dejar a diez estúpidos sentados y mirando hacia la nada, dentro del camión.

En esta ocasión solo me encontraba yo arriba del vehículo, el chofer se estacionó, y se dirigió a la puerta trasera para bajar. Al hacer esto el tenía que pasar al lado mío, así que al ver que no me hizo ninguna indicación de que pasara a otro camión, una pregunta automática salió de mi boca: “¿Lo espero aquí?”

No se si el tipo me habrá escuchado, pero si lo hizo, entonces decidió ignorarme.

El chofer siguió su camino hasta la puerta trasera, y bajó en silencio. Instantes después caí en cuenta de lo obvia que había sido mi pregunta. Luego me puse en lugar del chofer y llegué a la conclusión de que, de haber estado yo en su lugar, me habría respondido: “No estúpido, en realidad planeo dejarte abandonado en este camión, voy a dejarte aquí arriba, y con el motor del camión encendido, hasta que los buitres de la ruta te carcoman hasta los huesos… ¡Muajajajaja!”

Por lo tanto, si alguien me hubiera hecho esa pregunta a mí, estando en esas circunstancias, me habría parecido una estupidez. Lo cual me pone a pensar en que, quizás sea buena idea de ahora en adelante, plantearme lo mismo respecto a cualquier cosa que piense hacer.

¿Si yo me estuviera viendo a mi mismo hacer esto, o si otra persona me hiciera a mi, lo que estoy a punto de hacer, que opinión tendría yo, de mi mismo? Seguramente la respuesta que nosotros mismos nos demos, nos hará ver las cosas en perspectiva.

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