jueves, 24 de julio de 2014

LA FELICIDAD ES PASAJERA.

 
Siempre me ha parecido extraña la naturaleza múltiple de la existencia. Lo digo de esta forma, aparentemente complicada, por no encontrar otra manera mas clara de llamarle, pero tratare de explicar a lo que me refiero.

Todos hemos experimentado ese estado en el cual tenemos una buena temporada, momentos en nuestra vida en donde las cosas salen bien, o quizás periodos de tiempo en donde disfrutamos de una paz y tranquilidad notables. Vamos, que en la vida hay temporadas buenas y temporadas malas.

Creo que en este momento me encuentro en una de esas temporadas en donde las cosas están tranquilas y relajadas, dentro de mi vida. Me preocupa un poco, pues el que me encuentre tranquilo actualmente, sólo significa que lo siguiente será una racha de cosas y eventos interesantes, y que seguro me harán salirme de esta zona de confort a la cual he llegado.  Pero, en caso de que suceda, esa será otra historia.

A lo que me refería al decir “naturaleza múltiple de la existencia”, al inicio de este texto, es al hecho de que mientras uno puede encontrarse en una buena temporada, irremediablemente en algún otro lugar del mundo (y seguramente en algún otro lugar de tu misma ciudad o colonia) se encuentra alguien pasando un mal momento.

Piénsenlo: en este momento en el que tú estas leyendo estas líneas, probablemente para relajarte luego de un día atareado, alguien en algún lugar estará pasando un momento sumamente difícil. Quizás esté pasando por una crisis emocional y personal, o tal vez tenga problemas familiares, o se encuentre en una situación de peligro, las posibilidades son muchas. Y todo esto, mientras nosotros disfrutamos de un buen momento.

Algo que yo solía hacer, hace algunos años en donde las cosas para mi no iban nada bien, era dar largas caminatas, hasta que llegaba a las afueras de la ciudad. Llegaba hasta un punto alto, donde tenia una vista aérea de toda la ciudad y pensaba: “En este mismo momento, en donde yo estoy pasando por todos estos problemas, y en donde de verdad ya no se que hacer, hay personas que siguen viviendo sus vidas, y que incluso son felices”.

Luego trataba de imaginar como serian las vidas de las demás personas, que en ese momento estaban pasando por un buen momento, un punto feliz en sus vidas. Completamente ajenos al sufrimiento por el que podríamos estar pasando otras personas en ese mismo momento.

Esta idea siempre me pareció muy peculiar. Mientras unos viven el cielo otros viven el infierno, aunque en realidad geográficamente nos encontremos en el mismo punto.

Otra cosa curiosa es que, cuando subía a este sitio desde donde podía ver buena parte de la ciudad, me sentía una especie de “voyeur”, o mirón, que estaba espiando a la ciudad entera. Yo podía verlos, o por lo menos podía percibir el movimiento de la ciudad a lo lejos, sin que ellos me vieran a mí.

Muy seguramente en este momento, mientras yo me encuentro en la tranquilidad y comodidad escribiendo estas líneas, a lo lejos hay alguien observando la ciudad, pasando por uno de los peores momentos de su vida.

Y quizás esté imaginando que, en otro lugar de esta ciudad se encuentra alguien viviendo un buen momento, mientras escribe estas líneas.

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