La muerte es un proceso que a todos nos llega sin excepción.
No me refiero a experiencias cercanas a la muerte, me refiero a lo que le ocurre físicamente a nuestro cadáver. Les recomiendo que lo lean ya que es un proceso por el que todos, sin excepción, vamos a pasar.
Aunque la muerte parece ser instantánea, se sabe que toma milésimas de segundo entre la perdida de las funciones vitales y la pérdida de recepción de estímulos por parte del cerebro, es decir que, las sensaciones pueden estar presentes aún cuando el corazón ha dejado de latir.
Un estudio de la universidad de Southampton, Inglaterra, reveló que tras la muerte del cerebro, este es aún capaz de producir imágenes, lo cual explicaría las experiencias cercanas a la muerte que muchas personas dicen haber experimentado.
Así también se reveló que las experiencias de abandono de cuerpo son inducidas por substancias anestésicas como las cetaminas, y la sensación de volar se produce por la antropina y otros alcaloides que son producidas por el cuerpo ante eventos críticos cercanos a la muerte.
Lo primero que se produce en la muerte es hipoxia, que es la falta de oxigenación del organismo, pues los pulmones se colapsan. Aunque se desconoce en que momento el cuerpo deja de ver, se sabe que el cerebro deja de recibir estímulos milésimas de segundo después de la muerte, por lo tanto es incapaz de ver.
Debido a la falta de oxigeno nuestros músculos llegan a un estado llamado, lasitud de los tejidos, se acumula ácido láctico producto de la respiración anaeróbica de las células, esto ocasiona cambios bioquímicos en el cuerpo, lo que ocasiona que los músculos se endurezcan en lo que se conoce como “rigor mortis”.
Con el “rigor mortis” todos los músculos se contraen, incluidos los de la laringe, lo que puede ocasionar que un cadáver emita sonidos e incluso gritos hasta 36 horas después de que la persona murió.
Las enzimas y bacterias que están en nuestro intestino encargadas de procesar los alimentos comienzan a digerir el cuerpo por dentro, lo que ocasiona la descomposición del cadáver en 4 días. Al igual que los músculos, en los cadáveres los esfínteres se relajan, por lo que un cadáver puede presentar gases, orina o materia fecal.
Nuestros tejidos celulares por su parte continúan su respiración, utilizando procesos químicos que no involucran oxigeno, las células de todos los organismos mueren eventualmente y el cuerpo pierde la capacidad de combatir cualquier bacteria. Las mismas enzimas de las células y la actividad bacteriológica causan que el cuerpo se descomponga.
El tacto desaparece por la falta de la circulación sanguínea en la piel, y por esta misma causa mueren las papilas gustativas una vez que la sangre deja de irrigarse a la lengua, lo que produce la pérdida del gusto.
En el momento en que la irrigación sanguínea deja de llegar al cerebro se pierde el estado de conciencia. En ocasiones esta pérdida de la conciencia llega antes de que el corazón deje de latir. Las células del cerebro empiezan a morir si están privadas de oxigeno durante 3 minutos.
Las células de la dermis (piel) pueden sobrevivir días después de la muerte, deben pasar 12 horas para que un cuerpo se enfríe por fuera y 24 para que esté completamente frío por dentro. La sangre es drenada de las células capilares en la superficie y se acumula en las áreas mas bajas. Debido a esto, la parte superficial del cuerpo se pone pálida mientras que la parte interna se pone obscura.
Los restos óseos de un humano tardan entre 40 y 50 años en secarse dentro de un ataúd, dependiendo de las características del suelo. En un terreno de acidez neutra un esqueleto puede durar cientos e incluso miles de años.
Tétrico ¿no?
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