A lo largo de todos los años que he venido escribiendo me he
dado cuenta de que las mejores ideas, o los mejores momentos de inspiración,
rara vez ocurren sentado en el escritorio frente a la computadora.
Estos más bien
ocurren en los lugares menos esperados, en una sala de espera, en medio
de la clase de historia, arriba del transporte colectivo, o más comúnmente en
aquel lugar al que todos nosotros vamos por lo menos una vez al día, siempre y
cuando nuestra digestión este en orden.
Debido seguramente a esto muchos escritores han
ingeniado lo que llamamos trampas para ideas, las cuales no son más que
pequeños trucos para atrapar esas ideas traicioneras que nos atacan en los momentos en que nos encontramos desarmados
ante la serendipia.
Es por eso que, muchos escritores profesionales, van
por la vida realizando sus tareas mundanas ataviados, como si se tratará de una
más de sus prendas de vestir, con sus moleskines, libretas de taquigrafía,
diarios, agendas electrónicas, grabadoras de voz de mano, y los más modernos y
pudientes con sus ipads 3g.
En mi experiencia personal durante muchos años utilice
libretas para escribir, las cuales a pesar de ser la opción obvia y ser el
material con el que todos comenzamos a escribir, no dejan de tener los
inconvenientes inherentes a su naturaleza. Y estos inconvenientes se hacen más
obvios en el entorno actual en donde todos los aparatos interactúan a través de
bits y bytes.
No creo ser ni el único, ni el primero que sueña con
una interfaz que se conecta directamente a nuestro cerebro y automáticamente
despliega sobre nuestros anteojos o bien sobre nuestra retina (depende de que
tan osado seas) todo el texto que deseamos escribir. Y debo confesar que aunque
lo intenté, y en ocasiones aun recurro a la proverbial grabadora de voz del
escritor para registrar mis ideas, siento que no es suficiente para mí. Es como
si me faltara algo cuando la uso.
No sé si alguno de los que me leen sea también
aficionado a la escritura en cuyo caso seguramente estarán de acuerdo conmigo
en el placer que da el ver la letra impresa, o quizás en estos tiempos debería
decir solamente letra visible, que es como una especie de fetiche en el que nos
es necesario poder ver lo que estamos escribiendo. Yo lo veo como una
retroalimentación ojo-cerebro-mano que me da más claridad y orden en lo que
estoy escribiendo y al mismo tiempo es una especie de recompensa inmediata por
el esfuerzo de escribir, de las cuales no obtengo ninguna si uso otro artilugio
que no sea algo que procese texto.
Relacionado con esto me viene a la mente la primera
vez que escribí usando una máquina de escribir. Quizás las personas más jóvenes
no comprendan la novedad que era, después de pasar toda la vida escribiendo con
un lápiz en la mano, el tener la posibilidad de ver tus propias palabras, de
niño de 9 o 10 años, escritas frente a ti con letras mecánicas, como las que
tienen los libros de verdad, era casi como estar escribiendo un libro de
verdad, al menos así me sentía yo en ese momento.
Pero los tiempos modernos nos exigen, al menos eso
pienso yo, el dejar de lado los romanticismos de la hoja de papel y los tipos
mecánicos (así como en su momento nos exigieron dejar la piedra y los
pergaminos) he visto a muchas personas abogar por la pureza y autenticidad de
los medios de escritura antiguos, como quienes abogan por que volvamos a
escribir cartas.
La verdad es que se me antoja imposible, salvo algún
cataclismo de orden global, el regresar a estados tecnológicos anteriores a
expensas de realizar uno que otro sacrificio, privación o trabajo extra, como
por ejemplo pasar a digital lo que hemos escrito en papel, o cual me parece
engorroso.
Además podría
jurar que en el futuro aun seguirá existiendo personas que desearan, entre
suspiros, el regreso de los procesadores de texto, las Ipads y las laptops, por
considerarlas más puras y autenticas que las futuras nuevas tecnologías para
redacción. Quien sabe a lo mejor en ese tiempo ya podré disfrutar de mis
anteojos conectados a mi cerebro para redactar con el pensamiento, aunque
seguramente usando eso tendría que hacer mas revisiones y correcciones a lo que
escriba.
Por cierto, este texto fue escrito a modo de
experimento desde un BlackBerry para después pulirlo y corregirlo en Word.
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