Realmente es emocionante la cantidad de cambios que suceden a diario justo ante nuestros ojos. Ya lo he escrito varias veces en otros artículos, pero no me cansare de repetir que, hasta hace apenas unos 300 años una persona podía hacer lo mismo, desde que nacía hasta que moría, sin tener la necesidad de cambiar nada en su vida.
Las generaciones que surgimos de la revolución
industrial en adelante, no podemos darnos ese lujo, e incluso no descarto el
día en que, para sobrevivir, debamos cambiar nuestros paradigmas en un ritmo
semanal. Pero bueno, nuestra descendencia ya tendrá tiempo para ocuparse de
esas cosas, por lo pronto hablemos sobre nuestros asuntos inmediatos, que con
eso ya tenemos suficiente.
Hace unos cuantos días comentaba con un amigo, y creo
que ustedes estarán de acuerdo, en que las modas cada vez tienen menos duración,
es decir las modas se están volviendo muy pasajeras, cada vez son más efímeras.
No se que piensen ustedes, pero por ejemplo, me parece que la gente ha dejado
de hablar muy pronto de “la enorme e internacional artista Lady Gaga destinada
a ocupar el trono de Madonna”. Solo basto que apareciera una “One Hit Wonder
Star” como “Adele” para que todos los reflectores se fueran sobre ella, y no me
sorprendería que “Rolling in the Deep” sea lo único que lleguemos a escuchar,
masivamente, de ella.
Esto denota un creciente interés y necesidad de
nuestra sociedad por la novedad y por lo inmediato. Lo cual yo lo traduciría en
la frase: "Quiero algo que no haya visto antes, y lo quiero ya". Esta
necesidad de novedad e inmediatez parece hacerse cada vez más grande.
En un artículo anterior me tocó ensalzar los
beneficios que nos traía la inmediatez. Para no ir más lejos, el hecho de que
ustedes me estén leyendo en este momento, es prueba de la enorme ventaja que
nos dan las herramientas de esta nueva era. Sin embargo, y como el lugar común
lo dicta, el Internet no es más que “un arma de doble filo”, y para utilizarlo
apropiadamente debemos contar con manos hábiles y bien entrenadas.
En opinión de Robert Greene, autor entre otros libros
de “Las 33 estrategias para la guerra”, la sociedad se encuentra en un momento
peligroso, quizás un momento de inflexión (eso ya el tiempo lo dirá) en el que
nos acecha el peligro de (para utilizar las palabras del escritor Andrew Keen)
"el culto al amateur".
"If we
are going to civilise the internet, if we are going to make it a place that we
can enjoy going, then we need rules" -Andrew Keen.
Personalmente no comparto algunas de las ideas que
expone este autor, sin embargo en los últimos tiempos si he podido notar una
especie de preferencia hacia lo que está hecho con pocos recursos, lo cual no
es malo, y con poca experiencia lo cual en algunos casos si llega a ser un
punto negativo.
Desde niños experimentamos la frustración de no poder
tener lo que queremos. Nuestro aprendizaje del habla fue lento, paulatino, en
ascenso y seguramente (no lo recordamos pero seguramente) lleno de
frustraciones al no poder expresar nuestros pensamientos en palabras que
entendieran las otras personas.
Poco a poco fuimos adquiriendo palabras, juntando
palabras hasta adquirir frases, y juntando frases hasta adquirir patrones del
habla. Esto resulta un proceso lento y
tedioso, sin embargo nuestra curiosidad, el ansia de saber, y nuestra
poca experiencia en cuanto al concepto del tiempo, hacían que siguiéramos
intentando sin preocuparnos, ni desesperarnos, hasta el punto de abandonar
nuestros intentos. Finalmente todas las personas que vivimos en sociedad
contamos con, por lo menos, un idioma materno.
Así es como funciona la naturaleza de las cosas, aprender
y dominar algún oficio, algún deporte, o alguna disciplina implica un
procedimiento imposible de evitar, y en el cual no existen atajos. Actualmente
la velocidad creciente de la tecnología pareciera que en algunas personas (un
servidor incluido) hace renacer este defecto de carácter infantil.
Quienes somos adultos y tenemos el tiempo suficiente
como para recordar los tiempos, y la vida previos a la computación, podemos
darnos cuenta de la diferencia enorme que hay entre trabajar, hacer la tarea,
estudiar, ir de compras, y divertirnos (entre otras cosas) con o sin Internet.
Sin embargo no deja de resultar inquietante el hecho de que poco a poco, habrá
generaciones para las que la inmediatez y la rapidez, serán una norma y no una
opción.
En Internet podemos hacer conexiones instantáneas,
prueba de esto es este mismo artículo en el cual ustedes ya han estado
expuestos a varias referencias externas que tienen que ver con este tema, y a
las cuales pueden acceder con un simple clic, lo cual les facilita el acceso a
esas informaciones, pero al mismo tiempo los puede privar del tiempo y la
ocasión necesarios para reflexionar y elaborar alguna postura propia respecto a
este tema.
Muy probablemente, debido a las mismas facilidades que
nos da la tecnología, muchos y muchas de quienes lean este artículo solamente
se quedarán con mi opinión, o la opinión de algunos de los autores citados aquí
mismo, cuando lo ideal sería que después de leer este artículo, lo contrastaran
con alguna de la información de los enlaces que aquí se encuentran, y ¿Porque
no? Investigar y buscar por su cuenta algunas otras fuentes y puntos de vista
al respecto. Para posteriormente, dedicarle algunos minutos, horas, o días de
reflexión al respecto, hasta obtener un punto de vista propio, bien pensado,
bien contrastado, y con un poco de suerte hasta novedoso.
Esto que hasta hace 20 o 30 años hubiese sido
factible, actualmente se dificulta mucho, ya que al terminar de leer este
artículo muy probablemente ustedes pasen a leer algún otro artículo, o ver
algún video en youtube, o escuchar alguna canción en iTunes. Como vemos, la
paradoja de la era digital es que al tener más tiempo libre, cada vez tenemos
menos libre nuestra mente.
Pero regresando al punto de la impaciencia y el ansia
de novedad e inmediatez que parece permear la cultura moderna (como se darán
cuenta un servidor también tiende a divagar, son cosas inherentes al trastorno
por déficit de atención, que se le va a hacer).
La acumulación de conocimiento y experiencia siempre,
por naturaleza humana, nos ha parecido innecesaria, lenta y aburrida. Aprender
debería ser divertido sencillo y por ende parecernos algo rápido, habemos
personas que todavía tenemos esperanza de que esto sea así algún día. Pero
mientras tanto el aprendizaje siempre ha sido, es, y probablemente será un
proceso lento, largo, y tedioso debido a la necesaria repetición a través de
periodos largos de tiempo, para poder asimilar ciertos conceptos.
Internet nos facilita el pasar con rapidez de un tema
a otro, lo cual nos crea la tendencia al manejo de amplitud de temas en lugar
de la profundización y asimilación de conocimientos importantes. Lo inmediato
le gana la partida a lo importante en el mundo de Internet.
Cuando navegamos en Internet tendemos a transitar de
aquí para allá, de un lado a otro, enterándonos y entreteniéndonos más que
ocuparnos de llegar al fondo de algo, o de tratar de descubrir cómo funciona
alguna cosa. Digamos que en general la mayoría de las personas se conforman con
saber qué es lo que está pasando, y no buscan averiguar el por qué esta pasando
determinada cosa.
Este nuevo patrón de pensamiento podría acarrearnos un
inconveniente al cual el autor Robert Greene ha bautizado como
"cortocircuito". Robert Greene nos dice: "llegar al final de
algo, dominar un procedimiento, requiere tiempo concentración y energía (...)
las cosas no se hacen bien cuando se pierde la concentración, y por eso vemos
cada vez más productos de mala calidad, hechos con menor atención a los
detalles".
Estas últimas palabras me parecieron especialmente
significativas. ¿Cuántos de nosotros no hemos dicho alguna vez que los
productos de antes tenían mejor calidad, que en nuestros tiempos los juguetes
si estaban bien hechos, y que los aparatos electrónicos parecen estar diseñados
para durar cada vez menos?
Dejando de lado algunas teorías cuasi-conspirativas
(que algo de verdad tienen), es de llamar la atención el hecho de que, en
general, las cosas alrededor de nosotros pareciera que tienden hacia lo
efímero. Esto me sugiere la idea de que
podríamos estar, poco a poco, convirtiéndonos en una cultura de lo efímero, de
lo diluido, una cultura en la que nada esté hecho para durar. Lo cual
obviamente no se limitaría sólo las herramientas, los artículos, las cosas
materiales, sino también podríamos inclinarnos hacia lo efímero y diluido en
cuanto a ideas, conceptos, ¿ciencia?, hasta conseguir unos valores y ética
diluidos.
Recordemos que todo lo que se diluye tiende a
desaparecer, y si poco a poco damos preferencia a lo inmediato, lo efímero y lo
diluido, debemos cuidarnos de no pasar la línea que nos lleve hacia lo
inexistente.
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