Existen diversas escuelas en el psicoanálisis, las cuales abordan el tema de la personalidad de diversas maneras.
Alfred Adler propuso que la gente era motivada por propósitos y objetivos para conseguir algo en la vida. El también creía que la gente tenía la habilidad de estar pendiente de que era lo que pasaba en su vida y que de hecho podíamos, conscientemente, monitorear los eventos de nuestro día a día.
Otra de las propuestas que caracterizan su teoría, es la que dice que las personas tratan de compensar, precisamente, las cosas que no tienen. Por ejemplo cuando una persona trata de aparentar ser superior, posiblemente lo haga por sus inseguridades internas que lo hacen sentir inferior y encuentra alivio a esta frustración tratando de minimizar a otras personas.
A este comportamiento en que la gente intenta disimular sus inseguridades se le conoce como compensación, todos conocemos la vieja broma del estereotipo del acaudalado gerente u hombre de negocios que se compra un auto imponente, lujoso y grande, justamente para compensar la falta de tamaño en ciertas partes corporales que son de mucha importancia para los hombres.
Cuando los psicólogos dejan de lado la mente inconsciente, entonces se avocan a examinar el medio ambiente como agente determinante de la personalidad, esto es conocido como “aproximación conductual”. Esta teoría fue fundamentada por el psicólogo Burrhus Frederick Skinner, también autor de libros, de los cuales recomiendo su novela “Walden Dos”, en el que muestra una interesante utopía.
Él creía que de hecho la personalidad de cualquier individuo podía cambiar de acuerdo al nivel del stress en el medio ambiente, de tal forma que nuestra personalidad nunca es consistente. Por lo tanto una persona que es tímida podría cambiar su forma de ser a agresiva y desinhibida, de la misma forma que alguien desinhibido podría volverse reservado, todo dependiendo del medio y las condiciones que lo rodean.
Un acercamiento diferente al problema de la personalidad es la aproximación humanista del psicólogo Carl Roger, la suya es una perspectiva menos pesimista del asunto, se centra en lo bueno de los humanos y afirma que los humanos tienen la libertad de escoger su propio destino.
El tema central de la aproximación de Roger es el auto concepto, que es la forma en la que percibimos nuestras propias habilidades, comportamientos, relaciones y demás aspectos que nos definen. Y nuestro comportamiento se relacionaría directamente con la distorsión que tenemos de nuestro auto concepto.
Cuando se analiza el auto concepto se habla de la existencia del ser real y del ser ideal, obviamente el ser ideal es el tipo de persona que te gustaría ser. Si una persona tiene un conflicto grande entre su ser real y su ser ideal, ese desajuste se reflejará en su comportamiento. Para corregir esto el individuo deberá esforzarse, en enfocarse en la persona que realmente es, y desarrollar una relación positiva para consigo mismo, y al mismo tiempo dejar de darle importancia a lo que las demás personas piensan o esperan de él.
Respecto a lo anterior, y para terminar, les paso un tip que alguna persona me dio alguna vez sobre la importancia que debemos darle a lo que los demás piensan de nosotros. Verás, en el mundo existen más de 6000 000 000 de personas (y este número aumenta mientras estas leyendo estas líneas) cada individuo es una porción insignificante y despreciable, estadísticamente hablando, del total de la humanidad.
Para que una opinión realmente tuviera relevancia, se necesitaría que fuera compartida por una parte mayoritaria de la gente, digamos el 50% +1.
Mientras que una parte significante de la población no opine lo mismo acerca de ti, podemos con toda tranquilidad decir que la opinión de la minoría no es suficiente como para efectuar un cambio en nosotros, si no lo queremos.
Pues bien, la buena noticia es que, sería casi imposible que 3000 000 000 de personas te lleguen a conocer y menos aún que esas personas lleguen a formarse una opinión sobre ti.
Así que puedes estar seguro que la opinión de cualquiera sobre tu persona no importa en lo absoluto, si tú no quieres. Y un consejo, si alguien quiere imponerte su opinión contra tu voluntad, recuérdale que solamente es uno entre seis mil millones y que si realmente quiere ser escuchado necesitará hacer la recolección de firmas más grande de toda la historia.
Tal vez te respondan que eres un obstinado, pero puedes excusarte con ellos diciendo que, así es esto de los trámites de atención al cliente.
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